lunes, 3 de noviembre de 2014

No me gustan los lunes, porque queda mucho para verte, pero aún noto tu mano agarrando la mía, y entonces, te echo (aún más) de menos.

domingo, 2 de noviembre de 2014

VII

Dejé de respirar cuando me dijo
'te quiero, pero he de marcharme,
este no es mi sitio'
tenía razón, yo lo sabía,
porque los ángeles no son de este planeta,
y eso era ella.
Tan dulce que hasta el Dr. Pepper la envidiaba,
tan bonita que ni París de noche,
tan única como su extravagante risa.
Tan ella.

jueves, 2 de octubre de 2014

VI. Signos de puntuación.

imagen sacada de accionpoetica.com

Exclámame como a tus partidos de fútbol,
fuerte, 
deprisa
con emoción;
pregúntame igual que una maestra pide la lección,
despacito,
con calma,
con buena letra;
y por supuesto, quiéreme, 
sin puntos y aparte,
ni puntos finales,
tampoco puntos suspensivos. 
Quiéreme con comas.

sábado, 27 de septiembre de 2014

V. Podría brillar.

Eres el más puro desastre, el gran desorden, aquello que nadie se aventura a comprender
y por eso te quiero 
y también te odio,
he intentado —Dios, si existe, lo sabe mejor que nadie— hacerlo, en días soleados y lluviosos,
pero es difícil, porque tú no te dejas
¿quizá piensas que no le pongo demasiado empeño,
o es todo lo contrario?
No lo sé,
me da miedo saberlo.
Me tenías y te tuve, ¿y ahora?
me tienes, pero no me quieres,
no te tengo y lo necesito.
Fuiste tú, que me hiciste creer que podría brillar si quisiera,
y fui yo quien quiso hacerlo, 
perdiéndote por el camino, cuando eso era lo que más miedo me daba,
es el precio de creer, de crecer.
Yo no quería crecer, 
sabía que te perdería si lo hacía,
y sin embargo tuve prisa, 
irónico,
catastrófico,
caótico,
como el desorden que habita(ba) en ti.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

IV. 'A ti'

Te miraba y a veces,
muy pocas,
parecía que me querías; pero de verdad,
de esa forma que hoy ya nadie quiere:
Mejillas sonrojadas,
pupilas dilatadas (por mi, y sólo por mi),
temblores,
incluso parecía que querías que funcionase.
Son bonitas esas veces.
Luego estaban las otras,
muchas,
que creo que son las más ciertas hipótesis,
eran esas noches que me mirabas,
pero no decías nada (y tampoco había sonrisas
y eso hacía que quisiera morirme,
extinguirme,
hacerme pequeñita y desaparecer)
esas, esas eran las peores,
también las más comunes.
Ahora, cuando me miras,
ya no te veo,
sé que estás ahí dentro,
pero no consigo verte.
Sé que quieres gritar ¡Libertad!,
no lo haces..
pero ojalá lo hicieras,
porque te echo de menos,
a tus tonterías,
a tus medias sonrisas,
a tus carcajadas (y a tus llantos)
a tu forma de ser,
                  de caminar,
                  de besar,
total, que te echo de menos a ti.
Ojalá te viera como te veía,
ojalá me vieras como me veías,
y puestos a pedir, ojalá nos viéramos como nos veíamos.

domingo, 24 de agosto de 2014

II. Carta a nadie (o a todos, no sé.)

Ha llegado el momento de crecer. Ya no importa quien se fue, ni quien te falló, tampoco interesa quien no estuvo cuando le necesitaste. 


No eres un bebé y puedes ocuparte de ti mismo. Estudia, diviértete y haz lo que te gusta. No te preocupes por los demás, tampoco son unos críos. Puedes hacerlo, sobrevivirás.


Suerte.